31/01/2006

Cuarto Encuentro Ecuménico Latinoamericano de Teologia India

Ykua Sati, Asunción, Paraguay 10 de mayo de 2002.


 


Propuestas de futuro


 


Estas conclusiones son producto de la reflexión hecha en grupos y en plenarias sobre los mitos presentados y analizados en este IV Encuentro de Teología india: el de Xeng – Xeng y Kai – kai (Mapuche), el del hermano pobre y del hermano rico (Andino), el de la serpiente devoradora de niños (Mesoamericano), el de la hija de Fitsocoyich (Nivaclé), el los Gemelos en busca la Tierra sin mal (Guaraní)


 


Compromisos que debemos asumir las comunidades  indígenas:


 


En primer lugar habrá que revalorar la importancia de la lucha espiritual, simbólica y ritual de nuestros pueblos. Ahí se encuentra nuestra fuerza mayor. Debemos recuperar lo perdido, restaurar nuestros proyectos de vida con sus valores fundamentales, recordar los mitos, celebrar y reforzar los ritos, dar su lugar a las ancianas y ancianos, a las sabias y sabios, poseedores de la sabiduría de nuestros pueblos; la importancia de la fiesta. Dios nos ha sembrado en la tierra donde estamos, florezcamos y demos frutos ahí; trabajemos con la fuerza de Dios.


 


Los indígenas estamos enfermos por el sistema que nos envuelve; curémonos volviendo a nuestras fuentes, a las cosas propias; no nos dejemos manipular por los mitos que hay en el mundo moderno.


 


Hagamos que nuestros líderes religiosos y nuestras autoridades tradicionales oigan la voz del pueblo y no la voz de la serpiente devoradora de niños.


 


Debemos convocar encuentros de pueblos y comunidades a distintos niveles: local, regional, continental. Busquemos la solidaridad entre pueblos indígenas y demás pobres. Solos y separados no podemos vencer las fuerzas de mal; unidos lograremos triunfar. La manera de hacer la teología india es parte de la lucha amplia de nuestros pueblos.


 


Lo que hay que hacer para el futuro está bien claro en los mitos; los cómos también se hallan ahí, pero deben ser concretizados y actualizados ante las amenazas en las coyunturas históricas.


 


El reconocimiento de nuestra dignidad será la base indispensable para defenderla ante los demás. Reafirmemos nuestro orgullo de ser indígenas, conociendo nuestra sabiduría y viviendo nuestra espiritualidad. Creamos en nosotros mismos


 


Una tarea importante es que los mayores nos enseñen la sabiduría del pueblo a las nuevas generaciones. Y que nosotros aportemos a ella desarrollando nuevas herramientas de conocimiento.


 


Otra tarea es nuestra capacitación constante y la capacitación de nuestros líderes para que nos sepan guiar hacia la tierra sin mal, defender nuestros derechos ante los gobiernos y fuerzas del exterior y abrir espacios de participación en los niveles de decisión política.


 


La lucha indígena es larga porque se trata de la lucha permanente entre el bien y el mal. Debemos tener paciencia histórica, mantenernos en pie de lucha apoyando sobre todo a los miembros más débiles de nuestras comunidades: los jóvenes y niños, los ancianos, los enfermos, los más necesitados.


 


Para llegar a la Tierra sin mal necesitamos la colaboración de las Iglesias y de la gente no indígena. Las iglesias pueden ser factores del desarrollo integral de nuestros pueblos. Los no indígenas que se hacen solidarios de la causa indígena nos pueden ayudar para capacitarnos en las leyes y modos de vidas de la sociedad envolvente, pero debemos discernir también sus intenciones, porque el mal puede utilizarlos para engañarnos.


 


En la lucha echamos mano críticamente de las mismas herramientas de la modernidad, pero con nuestra lógica; seamos astutos y sagaces. Hay cosas buenas que vienen de exterior y nos pueden ayudar a vencer el mal. Consigamos la solidaridad de los amigos de la causa indígena.


 


Enriquezcamos y purifiquemos la vivencia concreta de la fe cristiana, ayudando a nuestras iglesias a reconocer con humildad sus limitaciones en el uso del poder, y a ofrecer un testimonio más claro y creíble  del Evangelio, con cuyo poder podemos vencer el mal y alcanzar la Tierra sin mal también como vida en abundancia prometida en el evangelio liberador de nuestro Señor Jesucristo. La promoción humana integral de los pueblos indígenas debe ser parte fundamental de la tarea evangelizadora de nuestras iglesias.


 


¡Por algo estamos vivos, por algo nos hemos reunido aquí, por algo hemos juntado nuestras  palabras! Dios está con nosotros. Ciertamente llegaremos a la tierra sin mal


 


MENSAJE FINAL


 


4º. Encuentro Taller Ecuménico Latinoamericano de Teología India


“EN BUSCA DE LA TIERRA SIN MALES”


 


1. Desde donde sale el sol hasta donde se oculta, desde el río Bravo hasta la Tierra del Fuego, enviados por nuestras comunidades y apoyados por nuestros pastores, nosotras y nosotros, indígenas descendientes de los habitantes originarios dueños de estas tierras, entregadas por nuestra Madre-Padre Dios a nuestros pueblos, entrelazadas nuestras manos y nuestros corazones, nos hemos reunido en torno al mismo fuego-viento del Espíritu, para juntar nuestra palabra en busca de la Tierra sin Mal.


 


2. En este 4º. Encuentro Taller Ecuménico Latinoamericano de Teología India, la Tierra sin Mal es el sueño que siempre nos ha dado vida, nos ha puesto de pie, nos ha hecho caminar, nos ha permitido amarrar nuestros pasos, nuestros brazos, nuestra palabra, nuestra fe y nuestra solidaridad.


 


3. En este caminar somos pueblos con raíces milenarias, descendientes de mujeres y hombres sabios, constructores de paz y de justicia, nosotras y nosotros, retoños y rostros de Dios, hijas e hijos de los pueblos Ava Guaraní, Guaraní, Guaraní Kayowá, Nivaclé, Ayoreo, Awá, Chamacoco, Mby’a, Tzotzil, Tzeltal, Rarámuri, Chamula, Mayo, Maya, Mixteco, Náhuatl, Zapoteco, Qhechua, Kichua, Pastos, Toba Maskoy, Moxos, Guarayo, Toba, Pilagá, Wichí, Kolla, Mapuche, Sateré-Mawe, Tariano, Aymara, Cocama, Wanano, Satere Manes, Guana, Tariano, Puhe’pecha, Maskoy, Guancé, Nasa-Paeces, Emberá, Maytapú, K’iche’, Kaqchik’el, Q’eqchi, llegamos a estas tierras de los pueblos guaraníes, convocados a la búsqueda de la Tierra sin Mal, iniciamos nuestro encuentro pidiendo permiso a quien es Dueña-Dueño de la tierra, para pronunciar nuestra palabra en su presencia, junto con  la Palabra Antigua que hemos escuchado de nuestras abuelas y abuelos sobre el sentido de la muerte y el valor de la vida.


 


4. Somos hijas e hijos de Tierra, por eso tenemos su color, somos la gente de la cara pintada, del tambor y del penacho; somos de los pueblos que juntan su palabra y fortalecen su corazón en torno al fuego, presencia iluminadora y cálida del Corazón-del-Cielo-Corazón-de-la-Tierra.


 


5. En estos días hemos vivenciado profundamente nuestra espiritualidad indígena, convidados por las celebraciones de los pueblos guaraníes, de nuestras hermanas y hermanos de la Zona del Cono Sur, de la Región Andina, de las Tierras Amazónicas y de Mesoamérica, saludando al Padre Sol, respetando y besando a la Madre Tierra, purificando nuestra mente y dignificando nuestro corazón, para pronunciar dignamente la palabra teológica de nuestros pueblos sobre quien es Madre-Padre de la vida.


 


6. La Palabra Antigua, palabra de nuestros antepasados, que nos acompaña en el presente, el mito, es una palabra cargada de sueños y esperanzas, que orienta el caminar de nuestros pueblos a la Tierra sin Mal, a la Tierra Florida. De la tierra nos viene el alimento, de ella brotan las yerbitas que nos curan, de ella brota el agua que nos da la vida, ella es la Madre de los árboles y de las piedras y de la humanidad y de todos los seres. Según nuestras tradiciones, lo que nos da la Tierra está destinado a toda la humanidad, en una economía de reciprocidad.


 


7. La tierra, esta Casa Grande de todos los pueblos de la humanidad, está siendo amenazada, desacralizada y convertida en mercancía, por el pensamiento neoliberal con el que se la daña, contaminando las aguas y los vientos, arrazando bosques, selvas, montañas y a la misma humanidad.


 


8. Son varias las amenazas que ponen piedras y abren zanjas bajo el caminar de nuestros pueblos. Los malos gobiernos y los poderes de este mundo han hundido a nuestros pueblos en el hambre, la enfermedad, la miseria, han desfigurado nuestros rostros y pervertido nuestros corazones. Este sistema deshumanizante toma distintos rostros agradables y apetecibles, para desviarnos de las huellas que indican el rumbo que nos conduce a la Tierra sin Males. Este sistema es como una zorra que astutamente oculta sus intereses para comernos. 


 


9. Las instituciones y organismos del neoliberalismo, que trafican y desvían los bienes que la Madre Tierra destinó a la humanidad, como una serpiente maligna, quieren tragarse el futuro, presente en las niñas y los niños, en las mujeres y los hombres, en las ancianas y los ancianos, poniéndolos en otro estilo de vida, apartado de nuestros pueblos, vacío de valores.


 


10. Somos conscientes del aporte y beneficio de quienes no son indígenas que tienen los mismos anhelos de futuro de nuestros pueblos, y aportan lo mejor de su ser y su sabiduría a fin de cultivar con nosotras y nosotros una Tierra sin Males.  Ellas y ellos ciertamente son nuestros mejores aliados.


 


11. Nuestros mitos nos hablan de las luchas entre el bien y el mal que se producen en nuestras comunidades y dentro de nosotras y nosotros mismos; pero además la Palabra Antigua nos enseña a encontrar estrategias que frenen, encaucen o desvíen todo lo que es maligno para la humanidad.


 


12. Este encuentro, que se ha distinguido por la presencia activa de muchas lenguas, culturas, espiritualidades y sueños, nos ha mostrado que es posible la unidad de los pueblos; que sí se pueden juntar nuestras creencias en celebraciones ecuménicas que incluyen las diversidades. En este encuentro hemos podido articular nuestros cantos y nuestros esfuerzos comunitarios para seguir tejiendo nuestras historias y continuar caminando juntos por un mañana de vida más plena.


 


13. Los y las indígenas debemos apropiarnos de las herramientas del sistema. Después de quinientos años de exclusión, para construir nuestro futuro, hemos ido aprendiendo a discernir lo que produce muerte y lo que da vida a nuestros pueblos.  Reafirmamos la fiesta como el espacio sagrado y el tiempo divino que nos reconcilia, nos hermana y vivifica nuestro compartir.


 


14. Nuestros mitos nos recuerdan que usando y desarrollando nuestro idioma acrecentamos nuestros saberes, guiados siempre por los consejos de las ancianas y los ancianos. Con un diálogo fraterno y respetuoso, y con nuestro ejemplo, debemos recuperar a nuestros líderes que han sido cautivados por las seducciones del neoliberalismo e invitarles a escuchar nuevamente la voz de sus pueblos, de sus comunidades, de las asambleas, de los consejos de las ancianas y los ancianos.


 


15. Dios Madre-Padre, Abuelo-Abuela sembró en estas tierras a nuestros pueblos para hacernos florecer.  También nosotros cuando sembramos las flores, sembramos la sabiduría ancestral de nuestros pueblos, porque es en la Tierra Florida donde los seres humanos dignificamos nuestras personas, ennoblecemos nuestros corazones; es en esta Tierra Florida donde toda la creación y todos los seres se vuelven preciosos, hermosos, relucientes, verdaderos, abundantes y vivificantes.


 


16. Reconocemos y agradecemos a quienes fieles a su fe y a la palabra de sus Iglesias, acompañan solidariamente nuestro caminar hacia la Tierra Nueva y los Cielos Nuevos.


 


17. Las y los indígenas manifestamos que el Dios de Jesucristo ha estado presente y ha actuado en nuestras culturas desde siempre. Después nos fue anunciado en el Evangelio. Con él, y con nuestros mártires que dieron la vida por nuestros pueblos, vamos por el camino y en la búsqueda de la Tierra sin Males.


 


Ykua Sati, Asunción, Paraguay, 10 de mayo del 2002.


 

Fonte: Paulo Suess (Assessor Teológico do Cimi)
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